El Brazo Adrizante

 

Hay que aumentar el brazo adrizante.

Para hacer un velero potente hay que “poder” aguantar una gran superficie de vela sin tener que apocar las velas, reducirlas, cada vez que haya un poco de viento.

 

La escora de un velero resulta del equilibrio entre el momento de vuelco y otro momento, que llamamos, el momento adrizante.

 

Entendemos que como más fuerte sea el momento adrizante, más el barco podrá soportar un momento de vuelco importante y más velas podemos llevar por un viento dado. Lo que lleva entonces a una fuerza de propulsión más importante, y por tanto alcanzaremos unas velocidades más altas.

 

Lo que los técnicos llaman potencia del velero es en realidad su momento adrizante.

Para aumentar la potencia de un velero (su momento adrizante), hace falta:

  • Aumentar su manga, para aumentar el desplazamiento bajo el viento del centro de carena
  • Aumentar su manga, también para que el rapel y los lastres sean más eficaces desplazando el centro de gravedad al viento.
  • Alargar la quilla y aligerar la arboladura para bajar el centro de gravedad y así aumentar su desplazamiento al viento cuando el barco esta en escora.

Podríamos también sobrecargar el barco (aumentando el peso del lastre) pero sabemos que hay más inconvenientes que ventajas.

Y sobre todo poder desplazar  al viento el lastre, con una quilla pendular y aguas de lastre, como en todos los veleros de competición.

Pero quedémonos en el mundo del recreo…

NUESTRAS SOLUCIONES:

Dos quillas pendulares con maniobra hidráulica y gestión automática
(SIN AGUAS DE LASTRE)


 

Las 2 quillas pendulares están totalmente automatizadas

El programa de automatización de las quillas libera el navegador de su gestión y optimiza permanentemente su posición según la fuerza del viento y el rumbo escogido.

 

NOTA: Esto se opone a la solución utilizada en todos los veleros de competición:

Una quilla pendular y aguas de lastre: esto supone añadir derivas que habrá que maniobrar a cada virada y llenar y vaciar las aguas de lastre (maniobra compleja reservada a los navegadores profesionales).

 

El sistema de dobles quillas pendulares no complica para nada la navegación, el navegante simplemente define su programación del día, regata, crucero o bien varamiento (solo con apretar un botón).

 

Para enfrentarse a la fuerza generada por las velas, los veleros necesitan un sistema de estabilidad: la orza

Existe dos opciones modernas para mejorar la estabilidad: Quilla pendular y/o aguas de lastre.

Estas dos soluciones no solo tienen ventajas: las aguas de lastre aumentan el peso del barco, la quilla necesita que se añade dos derivas laterales, lo cual complica las maniobras de virada.

 

Nuestro sistema no necesita derivas adicionales ya que las quillas son asimétricas y tienen una repercusión positiva.

Menos arrastre: Este sistema de quillas provoca menos arrastre en la mayoría de las situaciones de navegación.

 

Por ejemplo: Una quilla habitual tiene un impacto en el eje del barco de hasta 8º respecto a la carena para 20º de escora.

Las dos quillas pendulares, debido a su asimetría, tienen un impacto máximo de 4º en las mismas condiciones, entonces tenemos un arrastre muy inferior respecto a una quilla habitual.

Además, a potencia máxima, la quilla al viento sale del agua reduciendo aún más el arrastre.

El arrastre es considerablemente inferior que con un sistema clásico.

 

Las quillas tan finas, gracias a la utilización del acero el más resistente que existe, contribuyen también a reducir el arrastre, lo que al final equivale a un barco con una sola quilla. La falta de hélices, de árbol de hélice (retráctil bajo vela) es un factor muy favorable.

El arrastre del TAVA’E es muy inferior que los demás barcos.

Seguimos en la lógica, menos arrastre, más velocidad…